• Distensión abdominal.
  • Dolor abdominal o pélvico.
  • Hinchazón abdominal (vientre) con pérdida de peso.
  • Dificultad para ingerir alimentos o sensación de saciedad rápidamente.
  • Problemas estomacales.
  • Síntomas urinarios como urgencia (sensación constante de tener que orinar) o frecuencia (tener que orinar a menudo).
  • Dolor durante las relaciones sexuales.
  • Cambios en el período menstrual (sangrado más profuso de lo normal o sangrado irregular).
  • Cansancio (agotamiento extremo).
  • Dolor de espalda.
  • Estreñimiento.

Se produce como consecuencia de una compleja interacción de factores hereditarios y otros denominados ambientales que se relacionan con la alimentación y el estilo de vida.

Son células que mutan y se transforman en malignas o cancerígenas, afectando el normal funcionamiento del órgano donde se alojan.

  • Edad: aumenta el riesgo a mayor edad (la mayoría se originan después de la menopausia).
  • Sobrepeso u obesidad.
  • Tener un hijo a término luego de los 35 años o no haber tenido hijos.
  • Tratamientos de fertilidad.
  • Terapia hormonal post menopausia.
  • Antecedentes familiares.
  • Hábitos poco saludables (tabaquismo, consumo de alcohol, entre otros).